La escasez de conductores de camiones, especialmente de larga distancia, es un fenómeno que está causando serios problemas en la ya compleja situación de la cadena de suministro.
Se trata de un problema global, es decir, no distingue geografías y no luce como algo coyuntural, si no que, es consecuencia de una variada combinación de factores.
Entre los más relevantes que se mencionan habitualmente cuando se aborda esta problemática, se encuentran: que resulta poco atractivo para los jóvenes, que se trata de una actividad muy exigente en condiciones muchas veces hostiles, una salud amenazada por mala alimentación y largas horas sentados, una paga insuficiente y limitadas posibilidades de progreso.
Relacionada con esta última, hay un aspecto sumamente relevante que no suele mencionarse y es que por la propia dinámica de la actividad, salvo en un porcentaje muy limitado, el conductor de camiones no suele estar considerado como parte del personal de las empresas para las cuales trabajan y por lo tanto, no están siendo considerados en las buenas prácticas de recursos humanos relacionadas con su bienestar, iniciativas de capacitación, planes de retención, etc.
Es decir que, siendo el conductor de camiones un activo clave en los procesos logísticos, resulta que no recibe ni la consideración y el trato del que si se benefician los colaboradores permanente de las empresas a las que les transporta sus valiosos productos.
Esta situación no solo obedece a una falla de visión desde las empresas generadoras de carga, si no que el propio contexto en que se desarrolla la actividad logística conspira contra cualquier iniciativa que pudiera pensarse en este sentido.
Ese contexto da cuenta de que cerca del 90% de todos los camiones que transportan mercancías, son propiedad de una sola persona o a lo sumo de pequeñas empresas que suelen tener no mas de cinco equipos.
Esto en la práctica supone que salvo en el 10 % de conductores que trabajan para medianas o grandes empresas como parte de su plante permanente, todos los demás son autónomos que forman parte de una gran cadena de subcontrataciones, con modalidades diversas y por lo tanto, están fuera del radar de los departamento de recursos humanos.
Aun cuando una empresa tuviera la intención de ir mas allá de preocuparse solo por contar con un camión en tiempo y forma, el contexto dificulta claramente cualquier iniciativas que apunten a darle contención y apoyo el recurso humano que lo conduce .
Sin embargo, esta llegando el momento de poner este tema sobre la mesa ya que, mientras la logística siga dependiendo de seres humanos para su funcionamiento, se tiene la obligación (necesidad) de encarar de manera creativa y proactiva esta problemática, poniendo al ser humano conductor en el centro, con el mismo esfuerzo que se pone en el cliente.